martes, 24 de mayo de 2011

¿Estás ahí?: Lo bueno, si breve...

¿Estás Ahí?
España, 2010.
★★★★✰

Hay una especie de norma no escrita en el mundo del cine, que precisamente por no estar plasmada en papel casi nadie suele respetar. Esta regla dice que si necesitas más de una hora y media para contar tu historia, en algún momento has cometido un error al planteártela. Es una actualización de aquello que decía Bill Gates de “640 KB deberían ser suficientes para todo el mundo”, pero bastante mejor adaptada a la realidad. Y es que, aunque muchas veces ese momento llega antes, cuando se superan los 90 minutos de metraje, o la historia es muy, muy buena y justifica excederse, o aparecen los bostezos y el espectador empieza a pensar en dónde se podría meter la tijera para acabar con el sufrimiento de tanto plano superfluo.

Muchos directores parecen faltos de cariño en casa y se pasan el mandamiento por ahí mismo, torturándonos con dos o más horazas de película por el afán que tienen de que el público esté cuanto más tiempo mejor pendiente de sus desvaríos. Afortunadamente, no es el caso de Roberto Santiago, quien es consciente de que el argumento que se trae entre manos da para 80 minutos y ahí se queda. Es la duración justa: menos pecaría de minimalista y casi estaríamos hablando de un corto, más habría exigido prolongar con palabrería situaciones interesantes pero que no merece la pena extender, ya que se harían cargantes.

El director también ha hecho un muy buen trabajo de adaptación de la obra de teatro argentina en que se basa la historia, algo que aunque parezca fácil no lo es en absoluto. Se ha visto obligado a sacarse de la manga escenarios y personajes que no estaban en el original y lo ha logrado con bastante acierto, dejando en conjunto una trama bastante coherente de ritmo ágil, aunque sin correr. Los añadidos casan bien con la estructura y, salvo algún detalle de poca importancia, tampoco da la sensación de que haya nada metido con calzador. Y el final, que tiene su punto conmovedor, está bastante bien resuelto, sin contarlo todo al milímetro pero sin dejar cabos sueltos.

La labor de los actores también es digna de elogio. Sobre todo la de Gorka Otxoa, que lleva casi solo todo el peso de la película y demuestra ser un tío con gracejo natural, de ésos que, te cuenten lo que te cuenten, hacen que te rías. Lo mismo le ocurre a la otra estrella del cartel, Miren Ibarguren, pero en este caso es más defecto que virtud: en algunos momentos su personaje tiene un toque dramático y reflexivo que a la actriz, demasiado metida en la parte de comedia, le cuesta transmitir. Entre los secundarios hay de todo: soberbio el gran Miguel Rellán, bien pero un tanto exagerado Luis Callejo, más de lo mismo Carme Elías, y un tanto fría Olaya Martín. En todo caso, como de casi todo se encarga Otxoa, los posibles errores del resto del reparto (que tampoco son demasiados) apenas se notan.


Llegados a este punto, se estarán preguntando de qué va la peli. No es mi intención que me acusen de spoiler, así que sólo diré tres cosas: es divertida, tiene su parte romántica y salen fantasmas. Ideal para contentar a todo tipo de público, ¿verdad? Añado una cuarta: es buena. Tampoco me malinterpreten, no da como para que le caiga un Oscar, pero no sería sorprendente que sí rascara algún que otro Goya. Porque esa es otra que tener en cuenta: es española. En la práctica esto significa dos cosas: por un lado, que verán algún que otro lugar común y chiste facilón, de esos que a algunos hacen mucha gracia y a otros ponen de los nervios; y por otro, que no hay doblaje, es decir, que oirán alguna que otra voz distinta a las habituales. ¿Mejores, peores? Diferentes. En general ¿Estás ahí? es una película diferente. No es la españolada típica, tiene efectos especiales pero no se basa en ellos, no es más larga de lo que debe… Distinto de lo que se suele ver. Se agradece el aire fresco, aunque sople poco.

La próxima: Tú y yo